viernes, 6 de junio de 2025

“SOLO QUIERO TU SANTIDAD”

 

Hace muchos años que lo conozco pero nunca nos habíamos sentado a hablar. He tomado dos veces café con él. La primera vez me propuso un proyecto muy bonito. Se puede ayudar a mucha gente y es un medio de evangelizar. Ya de primeras mi corazón ni se inmutaba y para mí es muy importante el cómo resuenan en él las invitaciones. Peor cuando me dijo que el día de mañana habría mucha gente que estaría muy agradecida conmigo por el bien que les hubiera podido hacer. Algo feo se me revolvió por dentro.

El caso es que el segundo café era para darle una respuesta. No me anduve con rodeos, no sé poner flores cuando tengo que decir que no, prefiero ir directa al grano. De todas formas si tarde o temprano vas a decir “no”, cuanto antes mejor. No tuve que justificarme, tampoco me pidió explicaciones, tan solo dijo en varias ocasiones: “No te preocupes, yo solo quiero tu santidad”.

Personas así vale la pena tenerlas cerca y como amigas. No trató de convencerme. Sin saber qué ronda en mi corazón y en mi alma respetó mi decisión y entendió que mi camino es otro. Eso supone que no va a poder contar conmigo, que tendrá que seguir buscando quién se sume a su proyecto, pero sabe que si es de Dios saldrá y pondrá a la/s persona/s con las que llegar a realizarlo.

Son un tesoro esas personas que te dan libertad para ser tú… personas que te aceptan y asumen tus decisiones aunque eso les suponga no tenerte en su equipo o incluso perderte… personas que aunque no entiendan la forma o el camino por el que el Señor te lleva, desean tu santidad por encima de sus intereses particulares.

Eso es amor verdadero, amar al otro tal y como es, tal y como está.